11 mayo 2021
11 may 2021

Devozione al Sacro Cuore e impegno sociale in p. Erminio Crippa

Devozione al Sacro Cuore e impegno sociale in p. Erminio Crippa
En el centenario de su nacimiento, Don Poli, asistente eclesiástico nacional de API-Colf, relee la espiritualidad del P. Erminio Crippa scj. La conmemoración tuvo lugar en Roma el 17 de abril en la Casa General Dehoniana.
de  Francesco Poli
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Que el Sagrado Corazón sea la roca de mi descanso. Que las empleadas domésticas y los ayudantes del hogar estén como en vida escritos en mi corazón, que tengan la certeza de que cada mañana los bendeciré desde el cielo y miraré a las familias donde trabajan. Rezaré por los que rezan, rezaré por los que no rezan.  Después de todo, sólo te he amado, sólo he vivido para ti”. Padre Erminio Giovanni Crippa.

La devoción al Sagrado Corazón y la cuestión social, dos caras de la misma moneda. La referencia al Sagrado Corazón de Jesús impregna toda la espiritualidad dehoniana. Es una imagen profundamente simbólica que siempre ha impregnado a la Congregación Dehoniana y al Padre Erminio Crippa. Con el Vaticano II la Iglesia, en su praxis pastoral, se despidió poco a poco de esta figura de devoción, tan rica en ideas fecundas, que a estas alturas se sentía como el epílogo de una época eclesial que debía quedar atrás definitivamente. La cuestión social. Precisamente con el Vaticano II surgió la otra dimensión del carisma del padre Dehon en la espiritualidad del padre Erminio Crippa, junto con la devoción al Sagrado Corazón que, sin embargo, se mantuvo, una dimensión que ya estaba presente pero que ahora encontraba nuevos espacios de acción: la cuestión social. Esta cuestión, que se inició con la Rerum Novarum de León XIII, se vive ahora en una nueva época de la Iglesia, la postconciliar, interpretando el compromiso eclesial en el ámbito social y en el trabajo.

Una espiritualidad de lo humano. Así, en el contexto del Concilio, la espiritualidad del padre Erminio Crippa insertada en el ámbito social recupera también algunos de los elementos devocionales vinculados al Sagrado Corazón, encontrando allí un nuevo espacio de ciudadanía en la acción social de los católicos. En particular, en lo que se refiere al mundo de las empleadas domésticas y de los ayudantes del hogar, sobre todo gracias a las experiencias de acogida, incluso antes de que el fenómeno migratorio se convirtiera en un tema destacado, de personas “extranjeras” (no “extranjeras”), como le gustaba definirlas al padre Crippa. El impacto con la inmigración, que al principio fue sobre todo de empleadas domésticas caboverdianas y filipinas (finales de los años setenta) puso de manifiesto el declive del restringido ambiente cultural, eclesial y civil en el que se había desarrollado la devoción al Sagrado Corazón y la cuestión social. Se trata de trasladar la devoción al Sagrado Corazón y el compromiso social a las diversas y múltiples experiencias vividas concretamente en la historia. La apuesta por la ampliación de experiencias en nuevos territorios culturales, sociales y eclesiales, según una lógica evangélica de encuentro y diálogo entre mundos de hermanos diferentes en una perspectiva multicultural e interreligiosa que iba a sustituir a la histórica de la “cristiandad”.

La cuestión de fondo: el padre Erminio Crippa, a su manera, traduce en acción la urgencia de cómo recoger e interpretar la sensibilidad social de Dehon, y hacerla circular en la sociedad postconciliar favoreciendo y alimentando un determinado estilo de convivencia entre diferentes en el respeto de la dignidad humana y en la promoción del trabajador. Articular de forma social y política la exigencia evangélica con una amplia percepción realista de la condición civil actual.

La fuerza para poder animar evangélicamente esta acción en el ámbito social y político, como recuperación y adaptación de la sensibilidad social, es precisamente la fuerza de la devoción como entrega que se articula en torno al referente imaginario del Sagrado Corazón. Porque esta devoción – dedicación tiene la capacidad de dar “calor a la fraternidad” y “derecho de ciudadanía” a las personas, al trabajo y a la Iglesia. La devoción – dedicación al Sagrado Corazón como “dedicación a lo humano” cultiva en sí misma los rasgos sapienciales de un lenguaje capaz de acompañar a los asistentes domésticos y familiares en la construcción de una gramática del trabajo que tenga como punto de referencia la dignidad humana según la justicia en la sociedad. Una espiritualidad que sabe recoger un mandato evangélico generador y una acción social que se convierte en un compromiso responsable capaz de redimir al hombre de la esclavitud del trabajo. Se trata de hacer de la fuerza de la devoción – dedicación al ser humano esa instancia capaz de dar forma social y política a las mejores aspiraciones que los hombres cultivan.

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