17 noviembre 2020
17 nov 2020

Jornada de la Memoria Dehoniana

Queremos recordar de manera especial a la Beata María Clementina Anuarite Nengapeta y a los 28 Dehonianos asesinados en 1964 durante la rebelión de Simba en el Congo.

de  Ramón Domínguez Fraile, scj

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Este año, en la Jornada de la Memoria Dehoniana, además de rezar y dar gracias por el testimonio de los todos los Dehonianos que han entregado su vida por la fe y en favor del prójimo, queremos recordar de manera especial a la Beata María Clementina Anuarite Nengapeta y a los 28 Dehonianos asesinados en 1964 durante la rebelión de Simba en el Congo.

Para entender y apreciar su testimonio y su muerte es necesario, en primer lugar, echar un vistazo a la situación en el Congo en aquel momento.

El 30 de junio de 1960 el Congo obtuvo la independencia del Reino de Bélgica. El primer Presidente del Consejo, Patrice Lumumba, con una personalidad carismática, permaneció en el cargo menos de tres meses y fue asesinado el 17 de enero de 1961. En los años siguientes estallaron numerosas guerras civiles, por razones ideológicas y étnicas, unidas a la presencia todavía muy fuerte de Bélgica en el ejército, la administración y la economía, así como la influencia de las diversas potencias de la Guerra Fría, especialmente Estados Unidos, la Unión Soviética, Cuba y China. Todo esto hizo imposible un desarrollo pacífico hacia la verdadera independencia.

Muchos congoleños tenían grandes esperanzas en la independencia, con la perspectiva de mejorar sus condiciones de vida, pero éstas se frustraron en gran medida. En este contexto se produjo la rebelión de los Simba, que duró desde 1963 hasta 1965 y durante la cual una gran parte del este del Congo fue conquistada por ellos. Muchos soldados de los rebeldes vieron en los misioneros vestidos de blanco y en las religiosas una continuidad de la presencia colonial así como la posesión de temibles conocimientos y poderes que obstaculizaban, a sus ojos, el futuro de un Congo independiente. Este ambiente de frustración social, desconfianza y luchas de poder preparó el camino para una explosión de violencia, en la que fueron víctimas muchos misioneros, religiosos y catequistas, entre ellos la Beata Anuarite y 28 Dehonianos, en noviembre de 1964. Muchos de ellos podrían haber escapado de la violencia refugiándose en la gran ciudad, pero eligieron permanecer en los desprotegidos lugares de misión, junto a las comunidades cristianas confiadas a su cuidado. Su vida es testimonio del Evangelio, que abarca a todos los hombres y todas las culturas, más allá de cualquier nacionalismo, violencia o ideología.

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