Nuestra peregrinación trae la esperanza de un mañana mejor. ¿Cómo? «Vamos a Roma en bicicleta, dando a las personas la oportunidad de mover su corazón. De alguna manera, nuestra simple presencia dice: ¡si quieren ayudarnos, es el momento!» recuerda el padre Piotr Chmielecki, uno de los sacerdotes participantes en la peregrinación hacia Roma.
El equipo dehoniano “Re-cycling Team” llegó a Roma no solo gracias a la fuerza de sus músculos, sino también gracias a los corazones, hogares y carteras abiertas de quienes los apoyaron. Doce ciclistas, junto con Kasia y Jakub —una pareja que ayudaba en logística y cocina— partieron de Cracovia el 18 de julio. Su objetivo era llegar a la Ciudad Eterna el último día de julio, para vivir el Jubileo con jóvenes de todo el mundo.
No todos eran ciclistas experimentados, y algunos no se conocían antes de la partida. Pero todos, como equipo, expresaron su deseo de crear una comunidad y de “llevar” intenciones y oraciones, a menudo recogidas entre sus amigos. «Pedaleé con gratitud por las cosas buenas recibidas de Dios, por mi familia y con oraciones por nuevas bendiciones», comparte Grzegorz, uno de los peregrinos más mayores, que viajaba con su hijo Karol, quien realizaba la peregrinación «para descubrir su vocación».
Se preocupaban por su fuerza física, los imprevistos y las altas temperaturas, pero afortunadamente esos temores no se hicieron realidad. Había un líder en el número de cámaras de aire pinchadas, un verdadero jefe a bordo, y peregrinos tan bronceados que, incluso después de quitarse el casco en la Plaza de San Pedro, parecía que todavía lo llevaban. Su peregrinación espiritual seguía el camino del Libro de Tobías, que leían capítulo por capítulo. «Cuenta la historia del viaje, el recorrido de esperanza, del joven y del viejo Tobías. Aunque ambientado en un pasado lejano, habla de realidades en las que, como en un espejo, aún podemos reconocernos hoy», explica el padre Franciszek Wielgut, quien también se aseguraba de que no se perdieran en los carriles bici.
«Planificamos todo con mucha antelación. Cuando en abril visitamos los alojamientos, por un lado notamos la sorpresa de los anfitriones ante las distancias que pensábamos recorrer, y por otro, su verdadera alegría de poder participar así en nuestra peregrinación. ¡Que nazca en nosotros la esperanza —una esperanza mucho más profunda que el simple optimismo de que todo saldrá bien!» concluye el padre Radek Warenda.
Esta peregrinación en bicicleta no consistía solo en llegar al Vaticano, sino también en participar en el Jubileo de los Jóvenes, con los eventos centrales en Tor Vergata con el Papa León, así como otros encuentros con la juventud dehoniana europea en Frascati.
