18 julio 2022
18 jul. 2022

“Convertirse en vecinos” y el Sínodo

“Convertirse en vecinos” y el Sínodo
Caminar juntos, la escucha activa, el diálogo, la interconexión con, la riqueza de la diversidad y la acogida cálida y concreta de los recién llegados y de su acogida entre nosotros,… este es el resumen del momento sinodal que estamos viviendo a través de la acogida de los inmigrantes. La experiencia dehoniana en Canadá.
de  Gustave N'dotoni Lulendo, scj & Peter McKenna, scj
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Promovemos y fomentamos el desarrollo integral de la persona y la comunidad. La doctrina social católica (ver, juzgar, actuar) nos hace pasar de la conversión personal a un viaje unidos en la acción global como hermanos y hermanas que viven y cuidan de nuestra “casa común”. Fomentar y fortalecer las relaciones entre individuos y entre congregaciones religiosas nos lleva a promover la integración y el enriquecimiento cultural, al tiempo que ayudamos a los refugiados a convertirse en miembros activos y plenamente participantes de la comunidad. “Becoming Neighbours” lo hace emparejando a los refugiados con un “amigo” canadiense, organizando talleres, creando círculos de apoyo entre mujeres latinoamericanas, africanas y de habla árabe. Apoyamos a los recién llegados en las formas que necesitan; por ejemplo, siendo un recurso para cuestiones de inmigración, compartiendo oportunidades de crecimiento, proporcionando un suministro de ropa poco usada, artículos domésticos y necesidades, acompañando a los refugiados a las audiencias judiciales y celebrando los momentos clave de sus vidas. Además, gracias a la generosidad de las congregaciones religiosas, podemos proporcionar la matrícula de un curso en un instituto acreditado y responder a las emergencias que surjan.

Participación y misión

Junto con otras asociaciones, “Becoming Neighbours” participa en reuniones de organismos y recién llegados que apoyan a los refugiados, así como en talleres y reuniones que nos ayudan a compartir nuestra experiencia y a aprender nuevas formas de “convertirse en vecinos”.

Nuestra misión se basa en los valores evangélicos de la presencia, la oración, la solidaridad y las relaciones/amistades.

El viaje del Sínodo y el viaje de “Convertirse en Vecinos” van juntos. El reto es no caer en la tentación de pensar que hablar de sinodalidad es lo mismo que practicarla. No se puede estudiar la sinodalidad sin experimentarla. Estamos llamados a “acoger, proteger, integrar y promover” (Papa Francisco) a nuestros hermanos y hermanas y a crear oportunidades para trabajar hacia la comunión. Tenemos mucho que recibir y aprender. Los refugiados, nuestros vecinos, nos desafían a ver el drama del desarraigo prolongado. No se trata de una cuestión de asimilación, sino de enriquecimiento y de un viaje hacia la transformación de todos en el trayecto. Sólo cuando la voz de los refugiados está en la mesa tiene lugar el Sínodo.

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