17 junio 2022
17 jun. 2022

Familia dehoniana en peregrinación a Fátima

Familia dehoniana en peregrinación a Fátima
La Familia Dehoniana de Portugal realizó su peregrinación anual a Fátima. La celebración de los 75 años de presencia del SCJ en Portugal sirvió de fuerte motivo para la reanudación de una vieja tradición que la pandemia había interrumpido obstinadamente. Con María, nuestra Madre, caminamos más seguros y nos sentimos más "familia" unida en torno al carisma que el P. José María nos propone.
de  Zeferino Policarpo, scj
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La peregrinación del SCJ a Fátima es ya una larga tradición en la provincia portuguesa, cuyos primeros pasos tentativos se dieron en 1978, con motivo de la celebración del centenario de la congregación. A lo largo de los años, la iniciativa se ha fortalecido y dinamizado y se ha convertido en un punto de referencia para nuestra presencia en Portugal. Se trata de la peregrinación anual de la Familia Dehoniana que tiene lugar invariablemente el primer domingo de junio. La pandemia obligó a hacer una pausa en la iniciativa y este año se pudo reanudar. Todavía con muchos miedos, indecisiones y preocupaciones, decidimos ir a Fátima. Y valió la pena. ¡Ya habíamos echado de menos estar junto a María!

Además de los motivos que cada uno llevaba en su corazón, este año teníamos un objetivo común: agradecer a Dios, a través de María, los 75 años de presencia dehoniana en Portugal. Para ello, hemos elegido como lema: “Un corazón para amar”, porque eso es precisamente lo que motivó la venida de los cohermanos italianos fundadores de la Provincia (el P. Canova y el P. Colombo) y es con un corazón como el de Jesús con el que queremos seguir amando, como lo hizo el Padre Juan Leon Dehon.

Más de ochocientos participantes, procedentes de todas las partes del país y de los países de misión, estuvieron presentes a los pies de María en la diócesis de Leiria-Fátima, que tiene como párroco a nuestro cohermano José Ornelas, quien, debido a sus compromisos, no pudo estar presente. La Peregrinación comenzó el sábado, cuando algunos grupos ya se reunieron en Fátima para hacer el Vía Crucis en Valinhos y participar en el rezo del Rosario y la procesión con velas por la tarde. El domingo por la mañana, la multitud acudió al recinto del Santuario, uniéndose a muchos otros peregrinos. El rezo del Rosario y la Misa al aire libre fueron el punto culminante de la Peregrinación. Después del almuerzo, todos se dirigieron al amplio Auditorio Pablo VI para la sesión recreativa. No se llenó como antes de la pandemia, pero se desbordó de alegría, de emoción, de recuerdos de estos 75 años, de canciones que forman parte de nuestro patrimonio histórico, de testimonios que calientan el alma, de oración y de una inmensa gratitud hacia todos los que, desde el principio, ayudaron a la Provincia de las más diversas maneras a convertirse en un árbol frondoso que extendió sus raíces por todo el país y en varios países de misión.

En este domingo de Pentecostés fuimos expresión viva de esta acción del Espíritu en el P. Dehon y que hoy se expresa en una diversidad de dones y carismas para la Iglesia, reunidos en la Familia Dehoniana: Religiosos dehonianos, grupos misioneros, grupos de comunidades parroquiales atendidas por dehonianos, consagradas de la Compañía Misionera, consagradas y amigos de los Misioneros del Amor Misericordioso del Corazón de Jesús, miembros de la Asociación de Voluntarios Laicos Dehonianos, Jóvenes Dehonianos, antiguos alumnos del Seminario Misionero Padre Dehon, antiguos cohermanos, “Familias Dehonianas”, familiares, amigos, bienhechores… ¡Qué diversidad y qué riqueza!

Otra expresión de este Pentecostés que renueva y acerca a los jóvenes a la Iglesia, fue el anuncio oficial de la Jornada Mundial de la Juventud en cinco idiomas. Y también fue la invitación para que los jóvenes SCJ de todo el mundo vengan a nosotros en 2023 para celebrar la fe.

Terminamos nuestra Peregrinación una vez más a los pies de María, en el recinto del santuario, con la adoración y la procesión eucarística.

Con el sol ya cayendo en el horizonte, regresamos a nuestros puntos de partida. El año que viene, si Dios quiere, estaremos allí porque no podemos estar mucho tiempo sin visitar a nuestra Madre en el lugar donde nos visitó.

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