01 noviembre 2021
01 nov. 2021

La contribución teológica del padre Joseph Famerée, scj

La contribución teológica del padre Joseph Famerée, scj
Homenaje académico en la Universidad Católica de Lovaina, con motivo del emérito P. Joseph Famerée, scj. Hizo del ecumenismo y de la teología del Vaticano II el núcleo de su pensamiento eclesiológico.
de  Charles Aimé Koudjou, scj
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Un acontecimiento singular marcó la jornada del 22 de octubre de 2021 en la Universidad Católica de Lovaina en Louvain-La-Neuve: la Sesión de Homenaje, con motivo del emérito del profesor Joseph Famerée. La ceremonia fue organizada por la Facultad de Teología y el Instituto de Religiones, Espiritualidades, Culturas y Sociedades, con la participación de profesores de las dos universidades católicas de Lovaina, la de Lovaina la Nueva (UCL, francófona) y la de Lovaina (KUL, neerlandófona y anglófona), así como de la Facultad de Teología de Ginebra, estudiantes e investigadores, amigos y conocidos del padre Joseph Famerée y, por supuesto, una media docena de cohermanos del Scj.

La carrera académica del Padre Famerée

Durante la sesión de homenaje hubo varias intervenciones, desde el discurso introductorio del profesor Walter Lesch, Presidente del Instituto de Religiones, Espiritualidades, Culturas y Sociedades, hasta el discurso del profesor Geert Van Oyen, Decano de la Facultad de Teología, pasando por la presentación por parte del profesor Benoît Bourgine del volumen colectivo de homenaje publicado en honor del elegido de la jornada, titulado Le souci de toutes les Églises. Mientras que la primera presentación cautivó la atención de los asistentes haciéndoles partícipes de un juego de preguntas sobre la persona a la que se le concedió el emérito, pero también sobre lo que podría significar el concepto de emérito o la relevancia del ecumenismo en la actualidad, las siguientes presentaciones ofrecieron un panorama de la rica y exigente carrera académica del profesor al que se le concedió el emérito. Los rasgos biográficos arrojarán luz sobre la trayectoria, la visión y las convicciones del profesor Joseph Famerée, que hizo del ecumenismo y de la teología del Vaticano II el núcleo de su pensamiento eclesiológico.

Diálogo ecuménico

Su pensamiento eclesiológico se vio reforzado por los invitados especiales a este acto, los profesores Elisabeth Parmentier, de la Universidad de Ginebra, y Peter De Mey, de la Universidad Católica de Lovaina, que respondieron a su vez a la pregunta: Comprometerse con el ecumenismo hoy. ¿Por qué? ¿Cómo? Mostrando la complejidad del campo ecuménico, pero también su necesidad para la vitalidad y la supervivencia de las Iglesias (para que el Evangelio sea auténticamente anunciado, para que las divisiones no se antepongan al Evangelio, para que la plenitud de la Fe sea el objetivo de todos), los ponentes señalaron la pertinencia y el valor del trabajo del profesor Joseph Famerée, su compromiso no sólo intelectual sino también personal, que hacen de él un espécimen raro, difícil de sustituir. No son comunes los eclesiólogos, y menos aun los que están convencidos de que el ecumenismo es el futuro de nuestras iglesias y nuestra sociedad. Se evocó así la responsabilidad de los dirigentes de las Iglesias de deshacerse de las restricciones y barreras de todo tipo para que la unidad de las Iglesias en su diversidad pueda finalmente alcanzarse, para que las Iglesias puedan llegar a un “consenso diferenciado”, concepto fundamental en los trabajos y reflexiones del profesor Joseph Famerée. Además de las contribuciones de los profesores Parmentier y De Mey, hubo un homenaje escrito del profesor Christos Filiotis, de la Universidad de Salónica, que no pudo asistir por motivos de salud. Con ejemplos concretos, mostró cómo el ecumenismo cobró vida en y a través de la persona del profesor Joseph Famerée, señalando, más allá de las diferencias entre católicos y ortodoxos, puntos álgidos ecuménicos como la liturgia, la sacramentalidad y la ministerialidad.

Un trabajo que continúa

Como informó un orador, el profesor Famerée ha recorrido el mundo, las fronteras eclesiales, las cátedras de las universidades católicas, protestantes y ortodoxas, predicando la unidad de las Iglesias en la “plenitud de la Fe”, la curación de las memorias que es el camino, la valorización de un “lenguaje transformador” y performativo, que es el medio, y sobre todo el “consenso diferenciado” o el reconocimiento de las diferencias legítimas sobre la base de un consenso fundamental. El profesor emérito no deja el mundo académico y la investigación para siempre. Continuará, en la medida de lo posible, con diversas colaboraciones, no sólo para que sus convicciones sigan siendo difundidas, sino también para que su enseñanza ilumine a las siguientes generaciones. Así pues, ser emérito no es un dulce descanso (sobre todo cuando, mientras tanto, uno se convierte en provincial), pero es, como decía un sabio, “tener muchos méritos”. Esos son sus méritos, querido profesor Joseph Famerée, scj.

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