07 marzo 2022
07 mar. 2022

Estar juntos y cercanos según el carisma del P. Dehon

P. Slawomir Knopik, superior provincial de los dehonianos en Polonia, nos habla del compromiso social de muchas comunidades que han abierto sus puertas a los refugiados de Ucrania. Su agradecimiento por el apoyo espiritual y económico recibido hasta ahora. Una situación en continua y dramática evolución.

de  Slawomir Knopik, scj

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Desde el comienzo de la guerra en Ucrania, las comunidades dehonianas de Polonia han abierto sus corazones para ayudar a los refugiados con gran compromiso: con material (ropa, medicinas, alimentos, etc.) y alojamiento (en casas religiosas).

Actualmente (en continua evolución), los refugiados residen en dos casas religiosas en Varsovia y en tres casas en el sur de Polonia: Cracovia, Stadniki Koszyce Male. Entre los que llegan hay niños (de 2 a 15 años) y adultos, en su mayoría mujeres. En las casas de retiro de: En Pliszczyn, Kluczbork, Zakopane y Węglówka hay alojamientos para refugiados dirigidos por Cáritas. Además, la casa de Pliszczyn ayuda a las familias de los estudiantes de la Fundación Juan Pablo II de Lublin.

Las comunidades dehonianas donde se encuentran nuestras parroquias (Belchatow, Weglowka) han organizado plazas para los refugiados en los hogares de los feligreses. Otras comunidades parroquiales recogen los artículos más necesarios y los entregan a los necesitados.

El Secretariado de Misiones Extranjeras recoge fondos de los benefactores y hace donaciones para el apoyo de personas concretas de las comunidades del Sagrado Corazón. El grupo PROFETO hace pública la campaña de ayuda en los medios de comunicación y recoge regalos para los necesitados. Con el dinero recaudado se compran artículos muy necesarios.

Os animamos a rezar con insistencia por la paz en Ucrania y en el mundo. También recordamos a los ucranianos que han venido a nosotros y a los que están luchando. Recordamos de manera especial a nuestros cohermanos que trabajan en Ucrania. Todos ellos permanecieron en medio de la guerra para servir a sus feligreses y a todos los que necesitaran ayuda, independientemente de su pertenencia a la Iglesia católica.

Una de nuestras comunidades (Irpin), en la que trabajan tres sacerdotes y se está construyendo una nueva iglesia, está muy cerca de la capital de Ucrania, Kiev, donde se están produciendo los combates más encarnizados. Todo el mundo está a salvo por el momento. La situación es evidentemente dinámica y angustiosa.

En nombre de toda nuestra Provincia polaca de los Padres del Sagrado Corazón, quiero expresar mi gran gratitud por cada gesto de solidaridad y ayuda. En primer lugar, gracias por sus oraciones, pero también por el apoyo material que algunas Provincias ya han aportado. Esperamos que esta guerra termine pronto y que los ucranianos vuelvan a sus casas a vivir y trabajar para reconstruir sus bienes dañados. Y entonces nuestra ayuda para ellos será igual de importante y necesaria.

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