01 abril 2022
01 abr 2022

Mediación: la vieja lógica del poder

El Vaticano se manifestó otra vez dispuesto para una mediación con un previo acuerdo al alto al fuego, pero no hubo respuesta por parte de Rusia. Dijo el Nuncio Apostólico en Kiev, el lituano Visvaldas Kulbokas: “Para negociar, hay que salir del esquema político-militar que no lleva a ninguna parte; sería más fácil si unieran sus esfuerzos las Iglesias católica y Ortodoxa en pos de esta mediación”.


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El Vaticano se manifestó otra vez dispuesto para una mediación con un previo acuerdo al alto al fuego, pero no hubo respuesta por parte de Rusia. Dijo el Nuncio Apostólico en Kiev, el lituano Visvaldas Kulbokas: “Para negociar, hay que salir del esquema político-militar que no lleva a ninguna parte; sería más fácil si unieran sus esfuerzos las Iglesias católica y Ortodoxa en pos de esta mediación”.

El papa Francisco fue más a la raíz de todo el problema refiriéndose al rearme de occidente: “Más armas y más sanciones y nuevas alianzas político-militares no son la verdadera respuesta al conflicto. Hay que plantear de forma diferente las relaciones internacionales. La vergonzosa guerra que estamos presenciando, muestra la vieja lógica del poder y del dominio que rige hoy en la llamada geopolítica. Hace falta una forma diferente de gobernar el mundo ahora globalizado, otro modelo de relaciones internacionales”.
El Papa calificó de “locos” a los representantes de algunos países occidentales que se comprometieron a gastar el 2% de su balance para adquirir más armas y fomentar aún más la carrera armamentista.
La manera justa de responder a la agresión “no es mostrar los dientes”, ha dicho el Papa.
Como escribe Marco Politi, “el Papa cree justificada la resistencia a Putin, pero no quiere que mayores gastos en favor de las armas reduzcan el aporte a la salud, instrucción y necesidades básicas de las poblaciones en el marco de una inflación creciente. Hay una crisis de los equilibrios mundiales y de los bloques político-militares. Sin tener en cuenta esto, no habrá paz. La postura del Papa es realista”.

Los problemas políticos que han producido la guerra, siguen allí sin solución y se han agravado. Muchos temen que seguir enviando más armas a Kiev provocaría una escalada peligrosa y prolongaría la guerra, haría más difícil la negociación y aumentaría el sufrimiento de las poblaciones.
Lo que busca el Vaticano en lo inmediato es una tregua estable para abrir corredores humanitarios seguros y poder llevar la ayuda necesaria y urgente a la gente que vive entre ruinas y en los refugios. Esta guerra sin sentido, está costando a Rusia mil millones de dólares diarios según expertos; pero sobre todo ha provocado, además de los muertos, la huida al extranjero de tres millones y medio de ucranianos y 7 millones de desplazados en el país.
En Mariupol el general de policía ucraniano Vyacheslav Abroskin se ofreció a sí mismo como preso de guerra a los rusos, a condición de que le dejen evacuar a los niños de la ciudad mártir; se trata de un drama escalofriante en una ciudad donde ya no hay agua, electricidad, gas, medicinas ni alimentos.
Mientras tanto la solidaridad de la organización católica “Cáritas” se hizo presente en toda Ucrania sin discriminaciones de nacionalidad o religión; ya ha prestado ayuda a cientos de miles de personas con voluntarios provenientes de todo el mundo brindando alimentos, alojamiento, apoyo psicológico etc., sin contar la ayuda proveniente de las iglesias europeas.
Las parroquias se han convertido en centros de ayuda humanitaria. Cáritas de Polonia ha gastado alrededor de veinte millones de euros para los refugiados. El presidente de Cáritas Internacional, cardenal Luis Antonio Tagle, ha elogiado a todos esos voluntarios, hombres y mujeres, que trabajan “bajo las bombas sin parar”. Declaró también: “La guerra no es tan solo una cuestión militar o política; es antes que nada una cuestión humana”.
Mientras tanto en 25 días el ejército ruso ya había destruido 44 iglesias y edificios religiosos, en mayoría de la Iglesia Ortodoxa fiel a Moscú, con más de setenta ataques a hospitales según la OMS, destrucción de escuelas, guarderías etc.., castigando fundamentalmente a los civiles.

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