27 julio 2022
27 jul 2022

Desde Mozambique con el corazón abierto al servicio de la Iglesia y del pueblo

Los dehonianos de Mozambique celebraron solemnemente los 75 años de presencia en Malua, donde cuatro misioneros iniciaron la presencia dehoniana. Gran alegría por la profesión perpetua de Lourenço Domingos Murabela.

de  Sandro Capoferri, scj

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El domingo, 10 de julio, se celebró el jubileo del 75º aniversario de la presencia misionera de los Sacerdotes del Sagrado Corazón de Jesús en Mozambique y la Profesión Perpetua de Lourenço Domingos Murabela en la Parroquia de Nuestra Señora Reina del Mundo en Alto Molocue-Malua. Se eligió el lugar porque fue en Malua donde comenzó el servicio de evangelización de los cuatro primeros hermanos dehonianos en Mozambique. Eran: Pietro Comi, Agostino De Ruschi, Luigi Pezzotta, Raffaele Pizzi.

A la liturgia de alabanza y acción de gracias asistieron más de 30 sacerdotes y dos obispos. Presidió la Eucaristía Mons. Inácio Lucas, Obispo de Gurue, y concelebraron Mons. Cláudio Dalla Zuanna scj, Arzobispo de Beira, y el P. Alessandro Capoferri, Superior Provincial de los Sacerdotes del Sagrado Corazón de Jesús en Mozambique.

En este acto estuvieron presentes muchas personas consagradas de diversas congregaciones.

También participaron en la celebración autoridades políticas de la provincia y del distrito; y una multitud de fieles de diversas comunidades cristianas.

Al principio de la celebración se recordó a los 55 dehonianos fallecidos que trabajaban en Mozambique, haciendo hincapié en el padre Ezio Toller, fallecido el año pasado por Covid. 21 de ellos están enterrados en suelo mozambiqueño.

La celebración también incluyó la profesión perpetua de Lourenço Domingos Murabela, estudiante de teología mozambiqueño de la comunidad de Alfragide-Portugal.

A la sombra del gran árbol que es la iglesia de Gurúe

En su homilía, Mons. Claudio recordó la historia de esta iglesia, diciendo: “Estamos al abrigo, a la sombra del gran árbol que es la iglesia de Gurúe, y estamos aquí, en Malua, donde cuatro jóvenes misioneros llevaron el Evangelio al pueblo de Dios. Dios ya había preparado los corazones de este pueblo, pero los misioneros hicieron un buen trabajo sembrando las semillas en los corazones de este pueblo. La semilla dio origen al árbol y los dehonianos siguieron cuidando de este árbol a pesar de la sequía o de las fuertes lluvias. Algunos querían matar este árbol, pero ha resistido, incluso en la época de fuertes incendios. El árbol empezó a dar frutos con la aparición de familias y comunidades en torno a las escuelas. Este árbol también comenzó a ofrecer como fruto a los hijos de esta misma tierra que se dedicaron al servicio de este pueblo. Y hoy tenemos la alegría de dar la bienvenida a otro de estos hijos de la tierra, el joven dehoniano Lorenzo; él hará de su vida un verdadero mukutxho (sacrificio), y todo ello gracias a esta Iglesia de Gurúe que lleva 75 años creciendo.

Ha habido momentos difíciles en los que se han quitado casas, escuelas y posesiones, incluso aquí en Malua. Pero estos misioneros se quedaron. Siguieron cuidando del pueblo, incluso durante ese tiempo en el que todo ardía, estuvieron al lado del pueblo. Uno se da cuenta de que la Iglesia no es el lugar para estar en la sombra sino el lugar para dar vida. Lo mismo se le dice hoy al Hermano Lorenzo, ve y haz lo mismo, entrega tu vida a la gente y a la misión que Jesús te confía.

Una historia que continúa

Han pasado 75 años pero el frente sigue abierto. Es bueno estar en este lugar de Malua bajo la intercesión de María Madre del Mundo. Pedimos su intercesión por nuestro pueblo, a menudo pisoteado. Que su protección siga multiplicando los frutos de este árbol”.

La celebración, animada por cantos y bailes, continuó con la Profesión Perpetua de Lourenço, un momento bien vivido con gran emoción por todos. Su profesión fue el sello para recordar a todos que este camino de evangelización da frutos en el campo de las vocaciones.

A los dehonianos sólo nos queda dar las gracias a esta tierra y a este pueblo que nos ha acogido.

Creemos que celebrar 75 años no es celebrar el final de un viaje, sino un nuevo comienzo.

Agradecemos al Corazón de Cristo un pasado intenso y fructífero.

Agradecemos a todas las entidades que a lo largo de estos hermosos pero también conflictivos años han acompañado y apoyado la vida de esta entidad de la congregación.

Agradecemos a la congregación y a sus superiores generales que han visitado y animado nuestra fidelidad al servicio de este pueblo y de esta iglesia.

Deseamos seguir caminando y trabajando por la construcción del Reino del Corazón de Cristo. A Él nos encomendamos y le pedimos que llene los corazones de los dehonianos de Mozambique con la misma pasión y amor que llenaba el corazón del P. Dehon, para que sigamos siendo profetas del amor y servidores de la reconciliación.

Y que mantengamos siempre un corazón abierto al servicio de la Iglesia y del pueblo.

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