Encuentro Latinoamericano de Formadores Dehonianos

MENSAJE FINAL

A los Superiores Mayores, Formadores y Formandos y demás Hermanos dehonianos en América Latina y el mundo.

Del 1 al 5 de mayo de 2023, en Barretos, São Paulo, Brasil, en la Ciudad de María; espacio intercongregacional donde se realiza el Postulantado de las tres provincias brasileñas, tuvo lugar el XV Encuentro Latinoamericano de Formadores Dehonianos (ELAFD). La ocasión marcó el 40º aniversario de estos encuentros de formadores en América Latina.

Participaron representantes de seis entidades SCJ de América Latina, a saber: APU; BSP; BRM; BRE; ECU y VEN, estuvimos presentes 14 religiosos formadores y el superior provincial de la BSP, reunidos presencialmente para, como formadores dehonianos, dedicar tiempo a nuestra propia formación, retomar algunos principios fundamentales de la vida cristiana y de la vocación dehoniana y revisar formas de cooperación entre las entidades, así como mantener y fortalecer los lazos de fraternidad dehoniana en el continente latinoamericano.

Inspiración

“Permaneced en mí” (Jn 15, 4)

“Arraigados en el amor de Cristo, fieles a nuestra vocación y misión” (cf. RV 147).

• Resalta el hecho de que el ELAFD tuvo lugar en el contexto del tiempo pascual, tiempo de los discípulos, que tuvieron que aprender a hacer el camino desde la tristeza del “fracaso” en la cruz a la alegría de la victoria de la resurrección, y sólo entonces convertirse en testigos fieles de Jesucristo. Este debe ser el aprendizaje de la Vida Religiosa discípula.
• La misión de la formación exige, por tanto, una profunda unión con el Corazón del Maestro para que, aun reconociendo las imperfecciones, la fragilidad y la pobreza de los discípulos, sigamos formándonos y formando en la fidelidad a Cristo y a nuestra identidad dehoniana.
• En este sentido, escuchar y atender la invitación de Cristo Maestro y Amigo, “permaneced en mí”, la “vid verdadera”, es fundamental para que nosotros, “sus sarmientos”, tantas veces podados por el “labrador divino”, produzcamos “más frutos”, es decir, el amor fraterno auténtico que genera testigos creíbles del amor de Dios.
• El formador debe ser consciente de que la “poda” es necesaria y estará siempre presente en la vida de las “ramas”, los discípulos. El único objetivo es la producción de “más frutos”. En otras palabras, en forma de “crisis”, la “poda” puede promover, especialmente en el formador, el crecimiento y la madurez en su propia misión de formar discípulos fieles y perseverantes.
• Por eso, el formador es ese “hermano mayor” que, habiendo pasado ya por algunas “podas” importantes en las diversas dimensiones de su vida (humana, cristiana, religiosa y dehoniana), puede ofrecer un camino más seguro y consistente a los nuevos miembros del instituto.

Compromiso

• Como formadores dehonianos, somos conscientes de que no podemos caminar solos. Por ello, queremos seguir fortaleciendo los lazos de fraternidad y colaboración entre las entidades SCJ latinoamericanas. Para ello, promovemos estos encuentros presenciales y virtuales para compartir la vida, vocación y misión. Esta es una riqueza que no debemos perder.
• El Papa Francisco, en su Carta Circular a los Consagrados y Consagradas “Alegraos”, nos interpela: la crisis de la vida consagrada pasa también por la incapacidad de reconocer la llamada profunda, incluso en quienes ya viven tal vocación. Vivimos, de hecho, una “crisis de fidelidad”, o mejor, una “crisis de humanización” (n. 6). A menudo nuestra incoherencia se debe al hecho de estar heridos, perdidos, desilusionados, incapaces de guiar nuestra vocación a través del tiempo de manera unitaria.
• También somos conscientes de las diferentes tendencias sociopolíticas del contexto en el que vivimos: una sociedad dividida, polarizada e ideologizada. Esto nos mueve a comprometernos a seguir formándonos humana y espiritualmente, a partir de la autenticidad de nuestra propia vida en Cristo, y a mostrar a nuestros jóvenes la propuesta de Jesús y de la vida religiosa dehoniana.
• La realidad de América Latina, con su diversidad de culturas, con sus riquezas y dificultades, con sus luces y sombras, nos mueve a seguir caminando juntos, reconociendo los lazos comunes que nos unen en este continente. Esto nos lleva a pensar en un “estilo dehoniano de formación” que se concrete en nuestra realidad latinoamericana para aunar esfuerzos y promover la colaboración mutua entre nuestras entidades. Algunas iniciativas de colaboración ya se están llevando a cabo. Es el caso del Noviciado en Jaraguá do Sul-SC (BRM) con jóvenes de varias entidades latinoamericanas; el Postulantado en Barretos-SP (BSP) que acoge a jóvenes de las tres provincias brasileñas; y la experiencia conjunta de preparación de religiosos SCJ para los Votos Perpetuos y la ordenación Diaconal. Nos sentimos motivados para continuar soñando y apostando en la colaboración y en una fraternidad más amplia, que trasciende los límites geográficos o culturales, que nos enriquecen.

Desafios

• Vemos como una riqueza y un signo de fraternidad universal la presencia de estudiantes de otros continentes (Asia y África, por ejemplo) en algunas entidades SCJ latinoamericanas. Lo percibimos como una oportunidad, pero también como un desafío para la formación de formadores en el área de la internacionalidad. Vemos la necesidad de preparación para la acogida y formación de nuestros jóvenes de otras culturas. Esto nos lleva a preguntarnos: ¿Cómo facilitar su inserción en estilos formativos diferentes? ¿Cómo acoger la riqueza que aportan? ¿Qué deberíamos aprender de ellos? ¿Qué debemos dejar y renunciar en nuestros estilos de formación? ¿Cuánto estamos dispuestos a dar y recibir en la experiencia de la formación internacional? ¿Qué criterios comunes pueden establecerse en relación con las entidades emisoras y receptoras? Quizás sean necesarias algunas “líneas comunes”, indicaciones claras y experiencias realizadas que puedan arrojar luz sobre esta nueva realidad que se nos presenta.
• Vemos las primeras etapas formativas como otro elemento desafiante, especialmente la etapa del Postulantado, propicia a la superación de los condicionamientos humanos para la libre elección y vivencia serena de la vocación. Nos comprometemos a establecer pautas comunes sobre la etapa previa al noviciado, que nos permitan ofrecer procesos más humanizadores a nuestros formandos.
• Ya estamos intentando seguir “líneas comunes” para la formación SCJ en América Latina, motivadas por el Superior General, nos vemos oportunamente desafiados a establecer un itinerario de lectura de textos originales del P. Dehon para las diversas etapas de la formación inicial, con el fin de promover un contacto más directo con las fuentes carismáticas”..
• Conocemos las indicaciones para la formación establecidas en las diversas Ratio Formationis, es decir, la Ratio Fundamentalis, la Ratio Generalis y la Ratio de cada entidad, que nos orientan e iluminan el camino a seguir en la formación. De igual manera, nos desafían como región latinoamericana a caminar desde un proyecto congregacional para nuestras entidades, que incluye: objetivos comunes, personas, recursos y compartir de bienes.

Somos conscientes de que la formación no termina con las primeras etapas, sino que requiere un compromiso renovado para aprender de las experiencias vividas. Por ello, nos mantenemos motivados y esperanzados, tanto por las experiencias ya vividas como por las nuevas posibilidades de colaboración y enriquecimiento mutuo entre nuestras entidades SCJ latinoamericanas.

Nos encomendamos a la Santísima Virgen María y permanecemos enraizados en el Corazón de Jesús, fieles al don recibido.