05 enero 2021
05 ene 2021

“P. Capelli se comprometió a cuidar personalmente al pueblo de Dios sufriente”

Entrevista con el P. Ramón Domínguez Fraile, Postulador General de la Congregación.


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¿Cómo nació la iniciativa del proceso de beatificación del P. Martino Capelli?

El P. Martino Capelli fue asesinado por las tropas nazis el 1 de octubre de 1944 en Pioppe di Salvaro (Bolonia – Italia) en la masacre de Monte Sole, junto a don Elia Comini, salesiano y otras tantas víctimas de los nazis. Esta muerte golpeó fuertemente a la población y, aunque fue un acontecimiento doloroso, nunca fue olvidado.

Por lo tanto, ante el interés por recordar la vida heroica del P. Martino, y antes de que se perdieran pruebas importantes para su proceso, en 1984 (40 años después de la muerte del Siervo de Dios), el entonces superior provincial de los Dehonianos de la Provincia de Italia del Norte, el P. Tullio Benini scj, invitó a quienes lo habían conocido a reunir noticias, documentos y recuerdos.

Se inició en Bolonia el proceso del P. Martino Capelli y don Elia Comini. La Provincia de Italia del Norte promovió la Causa de Beatificación y Canonización y desde el 4 de mayo de 1992 hasta el 10 de febrero de 2001 se llevó a cabo la investigación diocesana en la ciudad de Bolonia.

Agradecemos a esta Provincia por haber creído en el martirio del P. Martino Capelli y por haber tomado la decisión de introducir la Causa. Tantas personas se han confiado a su protección e intercesión.

¿Cuáles son las fases del proceso de beatificación de un mártir?

Durante el proceso canónico de todas las causas de beatificación y canonización nos encontramos con dos fases: una primera fase, la diocesana, que tiene lugar en la diócesis donde murió el Siervo de Dios, y luego la fase romana, que continúa en Roma en la Congregación de las Causas de los Santos.

En la fase diocesana se recogen las pruebas documentales y testimoniales acerca de la vida y del martirio del Siervo de Dios. Una vez realizada esta investigación, todos los documentos son enviados a Roma para continuar el proceso de la Causa.

La fase romana se centra en varias etapas: la preparación por parte del postulador de la Positio super Martyrio; su redacción y entrega a la Congregación de las Causas de los Santos; el estudio de la Positio en tres congresos: por los consultores históricos, luego por los consultores teológicos, y luego por los Cardenales y Obispos, que pertenecen a la misma Congregación.

Cuando el voto de los tres congresos es afirmativo, el Sumo Pontífice promulga el Decreto de Martirio del Siervo de Dios y pueden comenzar los preparativos para la Beatificación.

Hay que decir que para que un Siervo de Dios llegue a la Beatificación a través del martirio, no es necesario un milagro. El sacrificio de la vida, sin duda, es el signo concluyente de una fe desbordada de caridad. Se trata, en efecto, de sacrificar la propia vida; es decir, renunciar a lo que el hombre estima más valioso, para afirmar su fe, movido por el amor a Dios y sostenido por su fuerza.

Como religiosos, ¿cómo podemos participar en este proceso?

Este proceso puede parecer un trabajo entre el postulador general y la Congregación de las Causas de los Santos. En cambio, no lo es. Todos participamos en esta Causa. Siempre he contado con laicos y religiosos que me han ayudado para que el proceso del P. Martino Capelli pudiera ir adelante.

Pero me planteo la siguiente pregunta: ¿cómo puede estar involucrada nuestra Congregación?

La primera respuesta que me viene a la mente es la oración. Todos nosotros, religiosos, debemos rezar a Dios, pidiéndole que esta causa tenga un buen desenlace. Además, debemos implorar la intercesión del P. Martino Capelli. La oración tiene una fuerza muy poderosa.

De la misma manera, podemos difundir y dar a conocer la figura del Siervo de Dios, allí en los lugares donde estamos. Conocerlo a él y su historia nos ayudará a entender lo que puede decirnos en este momento concreto y presente.

¿Qué repercusión tiene la vida del P. Martino Capelli en su tiempo?

La vida del P. Martino Capelli puede parecer, a primera vista, que ha transcurrido de una manera discreta, rápida y breve en la Iglesia y la sociedad de su tiempo; pero en su corta vida, dio un claro y evidente testimonio de fe, hasta el derramamiento de su sangre.

Un aspecto importante y de gran relevancia fue su manera de situarse en la vida: transmitiendo a los demás la profundidad de los acontecimientos, estando siempre “con los pies en el suelo”, y viviendo la vida con profundidad y sentido, más allá de las apariencias, los beneficios, la comodidad del momento y las dinámicas que llevan a una aceptación facilona de la existencia.

Especialmente, podemos decir que durante el verano de 1944, se comprometió a cuidar personalmente al pueblo de Dios sufriente. Y lo realizó con ardiente caridad, esperanza viva y una firme comprensión del ministerio sacerdotal y sus exigencias.

En su camino hacia el martirio, que concluyó el 1 de octubre de 1944, también demostró su capacidad para hacer el bien, arriesgando su vida. Cuando fue capturado, humillado, encarcelado y finalmente asesinado, el P. Martino Capelli mantuvo una actitud de mansedumbre y sobre todo, una profunda y confiada oración. Mantuvo siempre lúcida la esperanza en el Cielo: fue él quien bendijo, en un último gesto -ya moribundo- a aquellos que con él habían sido heridos y asesinados por las tropas nazis (las SS). Fue el acto final de una vida enteramente dedicada primero en la formación al sacerdocio y luego en el ministerio pastoral.

¿Cuál es la relevancia del P. Martino Capelli para el momento actual?

Contemplando la vida del P. Martino es posible apreciar la actualidad de su mensaje martirial también en nuestros días. Él es ante todo un hombre que dio un testimonio ejemplar de vida religiosa y sacerdotal.

Era un sacerdote que ayudaba a otros sacerdotes. En el tramo final de su vida, también vivió en fraternidad sacerdotal con el salesiano Don Elia Comini. Un sacerdote, por lo tanto, entregado a otros sacerdotes, que demostró – hasta la atroz y despiadada muerte a la que fue sometido – el altísimo sentido del ministerio sacerdotal, el valor de la cercanía al rebaño y la plena comunión con la Iglesia.

Padre Martino Capelli es un Religioso de los Sacerdotes del Sagrado Corazón de Jesús, formado según una espiritualidad oblativa-victimal que sabe dar nombre al pecado y a sus consecuencias, asumiendo generosamente la reparación. Enseña, por tanto, a los hombres de hoy, la lección del perdón para ser (según una sensibilidad claramente dehoniana) “profetas del amor” y “servidores de la reconciliación”.

Además, podemos apreciar su rasgo fundamental: fue un enamorado de la Virgen María y a Ella se consagró. Un sacerdote todo de María para poder ser todo de Cristo, capaz de asumir la escucha y silencio orante de la Madre de Dios. También, un religioso que siempre ha encontrado en Ella el modelo de consagración, la fidelidad a la persona de Jesús y el servicio eclesial.

El P. Martino tiene una marcada actualidad como ejemplo de un dehoniano que encarnó su vocación en el sentido más profundo del término y hasta las últimas consecuencias: inmolarse por amor a sus hermanos hasta el final.

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